lunes, 20 de abril de 2009

Libros y lectura

¿Ha observado algo acerca de los libros y de los títulos de los libros?
Si en una conversación o en un artículo menciono un libro, incluso como una referencia a pie de página, la gente se apresura a obtener un ejemplar. Si recomiendo un libro (lo cual es raro), salen corriendo a obtener una copia. Si alguien menciona que me he referido a un libro, la gente se apresura a conseguir un ejemplar.
Si le pido a alguien que me consiga un libro, otros salen corriendo a obtener un ejemplar.
Todas estas personas están haciendo lo mismo (apresurándose a obtener un ejemplar) como resultado de varias intenciones diferentes. En un caso, el libro se menciona solo para dejar identificarlo; en otro caso, porque su lectura beneficiará a alguna gente y no a otra; y aún en otro caso, porque tengo el propósito de anotar o traducir ese libro, ya que la versión existente es inadecuada o incorrecta.
Detrás de toda esta actividad de lectura de libros, lamentablemente, se esconden dos factores inaceptables. Se trata de:
Cierto tipo de codicia, un tipo de sentimiento primitivo de que existe algo en “el libro”, que atrapa a las personas porque su avidez es superior a su razón.
Los estudiantes imaginan que se les esta recomendando un libro, incluso cuando no haya razón para esto, y con una ceguera selectiva hacia el hecho de que una y otra vez yo haya dicho que los libros pertenecen a la comunidad para la cual se han escrito, y carecen de valor interno para cualquiera que intente adueñarse de su significado.
Puedes hacerte daño al acaparar todos los libros que menciono e intentar comprenderlos, en especial, cuando decides ignorar otras cosas que digo: en particular muchos libros, supuestamente pertenecientes a nuestro campo, son engañosos.
Parte de estos libros pueden ser adecuados para nuestra comunidad y época. Esos, específicamente, se ponen a disposición para el estudio.
¿Acaso no es esto suficiente?

Idries Shah
Extracto del libro Aprender a saber. Pág. 65