sábado, 19 de diciembre de 2009

jueves, 17 de diciembre de 2009

Cómo crear armonia

“Es la intención lo que hace que la armonía funcione. Si conocen su intención, pueden verla y utilizarla, entonces tienen la actitud correcta. Armonizarse no significa necesariamente convertirse en una masa homogénea, es decir, no considerar al medio sociocultural al que se pertenecen, la raza, la familia, etc. Armonícense de la manera en que se sientan capaces, y esto aumentará a medida que pongan en práctica la armonía interior.”

Omar Ali Shah

martes, 15 de diciembre de 2009

La cueva del tesoro


Pregunta: Las gente dicen que esa prematura intuición mas allá de la ordinaria comprensión, es peor que nada porque ni se la puede usar ni se puede ser usado por ella. También dicen que alguien puede perder por avidez y sin embargo beneficiar a otros. ¿Qué significa todo esto? ¿Puede usted explicarlo de forma mas comprensible?

Respuesta: La avidez es la causa de la perdida y de la habilidad para aprovecharse de la aparente ganancia. Esto es verdad tanto en metafísica como en la vida ordinaria. Pero una avidez individual puede beneficiar a otro individuo, a pesar de que este efecto no le concierne ni pueda darle algo a ese otro.
Un antiguo cuento, aun siguiente, reúne todo esto de forma más memorable:

El cuento del aldeano

Había una vez un valiente aldeano que no había reducido sus apegos
a lo esencial. Un día, a lomo de su burro, pasó por una cueva mágica en el preciso momento en que esta hacia sus periódicas apariciones a la humanidad. Entró con osadía y encontró pilas de tesoros, que llevó afuera y con lo que hinchió sus mochilas. Cuando el burro estuvo completamente cargado, el hombre recordó que había dejado su báculo detrás y volvió a la cueva para recuperarlo.
Pero la hora en que la cueva debía desvanecerse otra vez había llegado. Tan pronto como el hombre estuvo dentro, la cueva desapareció con él.
Nunca volvió a ser visto, y su burro vagabundeó y volvió a la aldea. Después de esperar su retorno, las gentes vendieron el burro y a su carga, y se enriquecieron…

lunes, 14 de diciembre de 2009

Cortando madera




Durante los primeros años en el Trabajo, en una de las excepcionales ocasiones en que pude pasar un tiempo en la casa del maestro de mi maestro, estuvimos cortando madera junto a otros hombres cerca de una pequeña laguna. El maestro había estado observando algunas carpas doradas de gran tamaño. Caminaba lentamente con un bastón, aun con imponente figura a sus ochenta años, con su cabeza completamente afeitada y un parche negro sobre el ojo que había perdido hacia mucho tiempo. Estos peces nadaban desde las profundidades hasta la superficie, en especial si uno le arrojaba algo de comer.
- Cuando observo mi mente- le dije- lo que observo con mas frecuencia son pensamientos extraños y desconocidos que suben a la superficie y desaparecen nuevamente. Tengo poco control sobre su contenido.
- Esta observación debe mantenerse- dijo el maestro- pero hay algo más que puedes hacer. Puedes acumular pensamiento y dirigirlo hacia donde tú quieras. Puedes, por ejemplo, visualizar gente que puede necesitar tu pensamiento positivo y simplemente dirigirlo hacia ella.
Mi receptividad ante lo que estaba diciendo fue tan completa que no tuve más comentarios ni preguntas.
Kabir E. Helminski

domingo, 13 de diciembre de 2009

El jinete y la serpiente



Existe un proverbio que dice: la “oposición” del hombre de conocimiento es mejor que el “respaldo” del tonto.
Yo, Salim Abdali, doy fe de que esto es cierto en los niveles mas elevados de la existencia así como también lo es en los mas bajos.
Esto se pone de manifiesto en la tradición de los Sabios, que han transmitido el cuento del Jinete y la Serpiente.

Un jinete, desde su aventajada posición, vio cómo una serpiente venenosa se deslizaba por la garganta de un hombre que dormía. El jinete sabia que si se dejaba dormir al hombre, el veneno seguramente lo mataría.
En consecuencia, sacudió al hombre dormido hasta que despertó. Sin perder tiempo, lo obligó a ir hasta un lugar donde había manzanas podridas tiradas en el suelo y lo obligo a comerlas.
Luego, lo forzó a que tomase, de un arroyo, grandes tragos de agua.
Mientras transcurría todo esto, el hombre trataba de escapar, gritando:” ¿Qué es lo que he hecho, enemigo de la humanidad, para que abuses de mi de tal manera?
Finalmente cuando estaba casi exhausto y anochecía, el hombre cayó al suelo y vomitó las manzanas, el agua y la serpiente. Cuando vio lo que había vomitado comprendió lo ocurrido, e imploro el perdón al jinete.
Esta es nuestra condición. Al leer esto, no toméis historia por alegoría, ni alegoría por historia. Aquellos que están dotados de conocimiento tienen responsabilidad. Aquellos que no lo están, nada tienen aparte de sus conjeturas.
El hombre que había sido salvado dijo: “Si me hubieras dicho, hubiese aceptado tu tratamiento de buen grado”.
El jinete contesto: “De habértelo dicho, no lo hubieras creído. O te habrías paralizado de terror. O habrías escapado. O te hubieses dormido nuevamente, buscando el olvido. Y no hubiese tenido tiempo.”
Espoleando su caballo, el misterioso jinete se alejó.


Salim Abdali (1700-1765) hizo que se abatiesen sobre los Sufis calumnias casi sin precedentes provenientes de los intelectuales, al sostener que un maestro Sufi sabe lo que aqueja a un hombre, y puede tener que actuar rápida y paradójicamente para salvarlo, provocando, con esto, la furia de aquellos que no saben lo que están haciendo.
Abdali cita esta historia de Rumi. Aun hoy, probablemente, habrá muchas personas que no aceptan las ideas que este cuento pretende transmitir. Sin embargo esta declaración ha sido aceptada, de una forma u otra por todos los Sufis. Comentando este hecho, el maestro Haidar Gul sólo dijo: “Hay un limite mas allá del cual es malsano para la humanidad ocultar la verdad para no ofender con ella a aquellos cuyas mentes están cerradas”.