martes, 14 de diciembre de 2010

Es demaciado facil en este mundo tan acelerado, perder de vista ciertos principios, valores y patrones de comportamientos básicos.
La unidad de esfuerzo y propósito dentro de un patrón coherente debe sostenerse. Cada grupo y cada individuo deben señalarse una meta al establecer para sí mismo un ritmo y un momentuum que sea sostenible y continúo. Es ineficiente tener un patrón conductual de “alto y siga”, así como también es un error tener como meta un estado demasiado elevado y tratar de sostenerlo durante un largo periodo. Ciertamente, hay que tener una meta alta, más no tanto que provoque una reacción frenética que puede causar una reacción nerviosa en uno mismo y en todos los que los rodean.
Establezcan un continuo estado de conciencia y alerta hasta donde les sea posible y aférrense a él. De acuerdo, de vez en cuando uno sentirá que es el tiempo correcto de aumentar esto, pero con pasos medidos y graduados, no como un cohete que queda todo quemado e inservible después de un glorioso llover de colores y estrellas.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Los dos hermanos

Había una vez dos hermanos que cultivaban juntos un campo y siempre compartían la cosecha.
Un día, uno de ellos se despertó por la noche y pensó:
- Mi hermano está casado y tiene hijos. Debido a esto se ve expuesto a problemas y gastos de los cuales me libro. Así es que iré y trasladaré algunos sacos que me pertenecen a su almacén, lo cual es más que justo. Haré esto al amparo de la noche, ya que de otro modo su generosidad le impedirá aceptarlos.
Trasladó los sacos y regresó a la cama.
Podo después, el otro hermano se despertó y reflexionó:
- No es justo que me lleve la mitad de todo el maíz de nuestro campo. Mi hermano, que es soltero carece de los placeres que proporciona una familia, y por lo tanto intentare compensarlo un poco moviendo parte de mi maíz a su almacén.
Y puso en práctica lo que pensó.
Por la mañana, quedaron asombrados de tener aun el mismo números de sacos en el almacén, y tras esto ninguno de los dos pudo comprender por qué, año tras año, el número de sacos era el mismo, a pesar de que ambos los cambiaban a hurtadillas.