domingo, 4 de julio de 2010

Pago

Casi desde sus primeros días, al hombre se le informa constantemente de lo que tendrá que pagar por su propia negligencia, estupidez e ignorancia.
Existe un amplio consenso entre los profesionales de cualquier ámbito de que sus honorarios no se basan en el tiempo dedicado a un caso, sino en sus años de estudio y experiencia.
La noción es que pagamos por su conocimiento.
Sin embargo, cualquier experiencia ordinaria de la vida, o tan sólo una lectura de la prensa diaria, nos mostrara que con frecuencia no pagamos por el conocimiento de los expertos, sino por su ignorancia.
Resulta interesante que todas las culturas humanas aun mantengan esta desequilibrada visión del experto, creyendo todavía en su infalibilidad, sin haberse puesto al día a pesar de las abundantes evidencias disponibles y a la frecuente demostración de sus limitaciones.
No podemos ayudar al experto a crecer si nosotros mismos no crecemos.
Idries Shah


Ser sensibles a una situación o atmosfera, no requiere un gran intelectualismo, muy a menudo requiere observar, desde un punto de vista desapegado lo que sucede y sin hacer un juicio de “esa persona está errada, esa persona tiene razón”, traten de encontrar una base común, un punto común de encuentro, no importa lo mínimo que sea, alrededor del cual las partes opuestas puedan coincidir para comenzar a ponerse de acuerdo. Por lo tanto, al menos ustedes pueden alentarlos a comenzar, o recomenzar un dialogo. Lo cual por supuesto, de nuevo, todo resulta en el factor de la comunicación.

Comunicación es lenguaje, lenguaje es comunicación. Ustedes eligen el medio, el mejor medio de comunicación para una determinada situación, ya sea una lengua distinta o ya sea un intercambio de sentimientos u otra forma de contacto. Ustedes tienen que, o mejor dicho, es útil que se imaginen a ustedes mismos con dos personas riñendo o un grupo discutiendo, ambas partes, ambos lados de la argumentación pueden tener puntos validos que los otros o bien ignoran o bien no les explican o ambos individuos o ambas partes pueden estar actuando sobre información incorrecta o mal entendida y desafortunadamente ésta es la forma familiar en la cual la discordia se produce. “Alguien dijo que…”, “Yo he oído que…”.
Ahora, por supuesto, si la comunicación existe, uno puede casi siempre, escribir o telefonear a esa persona y decirle “¿Dijiste tal cosa?” o “¿repetiste tal otra?”, pero por ese medio y en esa forma no puede ser tomado como una pregunta agresiva.
Omar Ali Shah