sábado, 11 de julio de 2009

No lo se

Nazinda, un derviche errante de Bokhara, a menudo solía decir “no se” cuando la gente le hacía preguntas.
En Allahabad surgió una discusión entre aquellos que decían que un maestro no debería admitir ignorancia alguna, y aquellos que decían que eso era manifiestamente ignorante y no valía la pena discutirlo, y otros que mantenían diferentes puntos de vista acerca del asunto.
Los argumentos fueron llevados al Pandit hindú Ram Lal, quien dijo:
- Cuando él dice “no lo sé”, puede que quiera decir que nadie sabe. Puede querer decir, asimismo, que vosotros no sabéis y en ese momento os está mostrando vuestra propia identidad. Puede querer decir que él no necesita saber, porque la pregunta o respuesta es falsa.
Alguien pregunto:
- ¿Por qué no lo explica más específicamente?
El Pandit dijo:
- Si hiciese eso cesaría de provocar pensamiento y discusión.

viernes, 10 de julio de 2009

Problemas y soluciones

...Recordar no es sólo recordar. Ustedes dicen que se recuerdan a ustedes mismos. “Yo me acuerdo o recuerdo, cuando era joven…”No. Recordar no es sólo recordarse a sí mismo sino recordar lo que han aprendido y ponerlo en práctica
Hay mucha gente que lee todo vorazmente: “Pasé por 75 libros el año pasado y puedo pasar por otros 150 este año, entonces estaré listo para ponerlos en acción”.
Las técnicas se desdibujan si no son utilizadas, si ustedes no dicen:” ¿Cómo puedo aplicar esta técnica a esta situación ahora?” Esto no significa que por el solo hecho de recordar van a hacer la elección correcta automáticamente pero van a salirse menos del ángulo de mira. Si recuerdan, siempre tendrán a su alcance alguna técnica.
Y, finalmente y lo mas importante, recordar también implica recordar cuando eligen una técnica, cuando la usan y cuando funcionó, recordar cómo funcionó y lo que sintieron cuando funcionó. Y cada vez mas tratar de recapturar ese momento, o ese tiempo o ese periodo o esa situación o ese ambiente, cuando se dijeron: “Lo hice”. Esto se llama “tranquila satisfacción”. Todo este tema del orgullo ha sido desarrollado por nuestros amigos ingleses para amenazarse a sí mismos y producir una buena ganancia a psicólogos y psiquiatras. De nuevo el “orgullo” es lo ustedes hacen de él.
Hay exageraciones, como dije antes. Si cocinan algo siguiendo una receta razonable y esto sale bien y sabroso y salen corriendo, parando a todo el mundo que va pasando y también telefonean a varias personas para decirles: “Hice un bife y un pastel de riñoncitos y puedo asegurar que estuvo muy bueno”, esto podría considerarse como un cierto grado de orgullo excesivo. Pero si lo han hecho, tienen la calma satisfacción de haberlo hecho bien, pueden decir: “¿Ven? Lo hice. La técnica fue correcta, la situación fue correcta, pude aplicarla bien y funciono”. Es la prueba de que la técnica funciona y pueden usarla. Es, en cierta manera, como lo que les sucede a los niños. Sí, ¿Por qué no?. Así como el niño logra un simple placer al construir una casa sin ladrillos, de la misma manera, a medida que uno progresa en diferentes sentidos, uno logra satisfacción de lo que sea que este haciendo, tanto si se trata de un gran vuelo intelectual de fantasía o si está construyendo una pared o un edificio o un invernadero. Si lo han hecho bien, tienen el derecho a sentirse orgullosos. “Lo hice”.
Así es que saquen el problema, sacúdanlo de todos los otros que se han adherido a él, mírenlo, estúdienlo, vean que técnica pueden aplicar y aplíquenla. No se anden con vueltas, no se demoren, no se queden abriendo la boca esperando que la uva caiga en ella. Alguna otra cosa puede caer en ella y bien puede no se una uva.

Omar Ali Shah

extracto del libro La Senda del Buscador. Capitulo V

jueves, 9 de julio de 2009

Mendigos y trabajadores


Se refiere que a Ibn el-Arabi la gente le decía:
- Tu círculo se compone principalmente de mendigos, esposos comunes y artesanos. ¿No puedes encontrar gente de intelecto que te siga, para que así quizás tus enseñanzas sean juzgadas como de más autoridad?
El dijo:
- El día de la Calamidad estará infinitamente mas cerca cuando yo tenga hombres influyentes y eruditos que canten mis alabanzas, pues, sin duda alguna, lo estarán haciendo para sí mismos y no por causa de nuestro trabajo.

miércoles, 8 de julio de 2009

Cuando la muerte llegó a Bagdad

El discípulo de un Sufi de Bagdad estaba un día sentado en un rincón de una posada, cuando oyó hablar a dos personajes. Por lo que decían, se dió cuenta de que uno de ellos era el ángel de la Muerte.
“Tengo varias visitas que hacer en esta ciudad durante las próximas tres semanas”, le decía el Ángel a su compañero.
Aterrorizado, el discípulo se escondió hasta que ambos hubieron partido. Entonces, usando su inteligencia para resolver el problema de cómo frustrar una posible visita de la muerte, decidió que si se mantenía alejado de Bagdad, no seria alcanzado. Solo hubo un corto paso entre este razonamiento y alquilar el caballo más veloz disponible y espolearlo día y noche en dirección a la lejana ciudad de Samarcanda.
Mientras tanto La Muerte se encontró con el maestro Sufi y hablaron sobre diversas personas. “¿Y donde esta tu discípulo tal y tal?” pregunto La Muerte.
“Debe de estar en algún lugar de la ciudad, empleando su tiempo en contemplación, quizá en una posada”, dijo el maestro.
“Que extraño”, dijo el Ángel, “pues se halla en mi lista. Sí, aquí esta: tengo que recogerlo dentro de cuatro semanas, nada menos que en Samarcanda”.

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Esta manera de presentar la Historia de la Muerte ha sido tomada del Hikayat-i-Naqshia (“Cuentos a los que se les da forma siguiendo un plan o diseño”).
El autor de esta historia, favorita del folklore de Medio Oriente, fue el gran Sufi Fudail Ibn Ayad, un ex salteador de caminos, quien vivió a comienzos del siglo IX.
De acuerdo con la tradición sufi, confirmada por documentos históricos, Haroun el-Raschid, el califa de Bagdad trató de concentrar “todo el conocimiento” en su corte. Varios Sufis vivieron bajo su patronazgo, pero ninguno permitió que este monarca todopoderoso lo enrolara bajo su servicio.
Historiadores Sufis cuentan como Haroun y su Visir llegaron a la Meca para ver a Faudail quien dijo: “¡Comendador de los Creyentes! ¡Temo que tu gentil rostro pueda caer en el fuego del infierno!”.
Haroun le pregunto al sabio: “¿Has conocido alguna vez a alguien con un desapego mayor al tuyo?”
Fudail dijo: “Sí. Tu desapego es mayor que el mío. Yo no puedo desapegar del ambiente que me rodea; pero tú te has desapegado de algo mucho más grande, de aquello que es eterno”.
Fudail le dijo al Califa que el poder sobre sí mismo era mejor que mil años de poder sobre otros.

del libro Cuentos de los Derviches - Idries Shah

martes, 7 de julio de 2009

La conversación de los pájaros

P: He resuelto dedicarme a la tarea de buscar el conocimiento, y estoy resuelto a tener éxito. Cualesquiera sean los sacrificios y problemas que esto pueda implicar; leeré todos los libros, llevaré a cabo todos los ejercicios, viajaré a cualquier lugar que sea necesario, hasta que alcance mi meta. ¿Hay algo de malo en esto?

R: Existe una historia sufi acerca de un rey que se prepara para partir a la guerra. Estaba acompañado por todo lo necesario, desde oro hasta armas, desde fieros guerreros hasta bandas militares. Ningún detalle de la empresa se había olvidado. En el camino se encontró con un derviche, un débil y pobre errante que sin embargo era un hombre sabio, con la reputación de conocer el lenguaje de los pájaros.
El derviche le dijo al rey:
- Conozco el lenguaje de los pájaros, y lo que están diciendo acerca de vuestra majestad.
- ¿Están ellos complacidos de mi resolución de seguir este rumbo y tener éxito?- pregunto el rey. - Están encantados majestad, - dijo el derviche – ya que dicen:”este rey destruirá tantas ciudades que para el resto de nuestros días tendremos abundantes lugares para anidar entre los edificios derruidos”.

Esta es la respuesta a tu pregunta: puedes llegar a una meta por los métodos que mencionas. Por lo que respecta al efecto que esto tendrá en otros, y cual será tu propio destino, no se ha tenido cuenta en el esquema. Es por esto por lo que tenemos la institución de la enseñanza y el aprendizaje: para que la gente no sólo avance en el camino, sino que lo haga de un modo que sea ventajoso para todo y todos los que se encuentran implicados.
IDRIES SHAH

lunes, 6 de julio de 2009

La senda del buscador

Extracto del libro La senda del buscador - Capitulo VII

…Hay una gran diferencia entre aspirar a hacer algo y tener mucha ambición o voracidad. La ambición es una cosa perfectamente buena, aspirar a hacer algo es una cosa igualmente buena, sobreesforzarse y sobrebalancearse es una cosa completamente diferente. “Quiero esto, bien, teóricamente es posible hacerlo. No debería ser influido por lo que pienso, si quiero levantar el vaso sin moverme de esta silla, ¿Qué limitaciones se me imponen? Bueno, el ángulo de la silla cuando alcanza cierto grado hará que me caiga de boca y no es una buena idea, por lo que ¿Qué me impide en cierto modo idear y pasar por encima y obtenerlo?” Un escalón por vez.
En el momento que usted se impone limitaciones a sí mismo que son resultado de condicionamientos, usted tiene problemas, tiene que volver y romper ese condicionamiento. Nuevamente, usted no lo rompe con una batalla campal porque estaría provocando un conflicto, la famosa “batalla con uno mismo” y todo ese tipo de cosas. Si por condicionamiento dice: “Pienso que no lo puedo hacer”, o “puedo hacerlo” – si es algo factible y físicamente posible, bien -, puede demostrárselo a esa parte dudosa o condicionada de sí mismo. Usted le demuestra que es posible, no de un salto, sino poco a poco, asumiendo que si puedo mover mi mano seis pulgadas no existe razón para suponer que lo puedo mover seis pies. Uno no esta abrumando al condicionamiento provocando una batalla; uno esta minando un condicionamiento por medio de la prueba. No el tipo de cosas como: “Bien, ¿soy?... No, no soy”, o “muy bien, veremos”, porque, no lo olvide, uno también puede sabotear sus propios esfuerzos o actividades.
“No lo puedo hacer” – “bien, lo voy a hacer” – y entonces uno lo hace y probablemente uno lo hace mal, porque el lado de uno que está condicionado no lo respalda a uno, y por lo tanto usted cree que puede alzar esa copa, bien, la levanta y entonces la deja caer. El factor sabotaje ha entrado en acción. Hay una colisión directa. Pero si usted dice, “Bien, levantarla significa que tengo que mover mi mano así, coordinar la distancia, calcular el peso, flexionar los músculos correctos, etc, etc”.- de esta forma acepto el hecho que es difícil o aun imposible. Sin embargo me gusta intentar el primer escalón, y el segundo, y el tercero, y aun el cuarto – cuando uno progresa hacia eso, entonces la parte condicionada de uno mismo, a menos que uno sea completamente veleidoso, tiene que aceptar que eso ocurrió, que es un hecho consumado. Uno dice: “Cierto, acepto que pensé que era imposible, tenia todas las razones para creer que era imposible, pero he probado que sucedió”, por lo tanto ese condicionamiento no ha sido erradicado, sino reemplazado por la experiencia.
OMAR ALI SHAH

domingo, 5 de julio de 2009

Nasrudin

Necesidades

Cuando el Maestro salio de la mezquita, después de la oración, un mendigo que estaba sentado en la calle, le pidió limosna. La conversación tuvo lugar como sigue:
Maestro:- ¿Eres gastador?
Mendigo:- Sí, Maestro.
Maestro: - ¿Te gusta estar sentado bebiendo café y fumando?
Mendigo: - Sí.
Maestro:- ¿Supongo que te gusta ir diariamente a los baños?
Mendigo:- Sí.
Maestro: - … ¿Y quizás hasta divertirte un poco, bebiendo con tus amigos?
Mendigo: - Sí, todas estas cosas me gustan.
- Tut, tut- dijo el Maestro, y le dió una moneda de oro.
Pocos pasos mas adelante, otro mendigo, le pidió una moneda con gran insistencia.
He aquí el dialogo:
Maestro:- ¿Eres gastador?
Mendigo:- No, Maestro.
Maestro:- ¿Te gusta estar sentado bebiendo café y fumando?
Mendigo: - No.
Maestro:- Supongo que te gusta ir diariamente a los baños.
Mendigo:- No.
Maestro:-… Y quizás hasta divertirte bebiendo con tus amigos.
Mendigo:- No, yo solamente quiero vivir humildemente y rezar.
Tras lo cual el Maestro le dió una pequeña moneda de cobre.
-Pero, ¿Por qué me das a mi, un solo centavo, - se lamentó el mendigo- siendo como soy un hombre piadoso y que economiza, y le has dado una moneda de oro a ese individuo que es un manirroto.
- ¡Ah! – replicó el Maestro – Sus necesidades son mayores que las tuyas.

Este cuento se reproduce por cortesía de Sir Edwin Chapman-Andrews.
Idries Shah