Necesidades
Cuando el Maestro salio de la mezquita, después de la oración, un mendigo que estaba sentado en la calle, le pidió limosna. La conversación tuvo lugar como sigue:
Maestro:- ¿Eres gastador?
Mendigo:- Sí, Maestro.
Maestro: - ¿Te gusta estar sentado bebiendo café y fumando?
Mendigo: - Sí.
Maestro:- ¿Supongo que te gusta ir diariamente a los baños?
Mendigo:- Sí.
Maestro: - … ¿Y quizás hasta divertirte un poco, bebiendo con tus amigos?
Mendigo: - Sí, todas estas cosas me gustan.
- Tut, tut- dijo el Maestro, y le dió una moneda de oro.
Pocos pasos mas adelante, otro mendigo, le pidió una moneda con gran insistencia.
He aquí el dialogo:
Maestro:- ¿Eres gastador?
Mendigo:- No, Maestro.
Maestro:- ¿Te gusta estar sentado bebiendo café y fumando?
Mendigo: - No.
Maestro:- Supongo que te gusta ir diariamente a los baños.
Mendigo:- No.
Maestro:-… Y quizás hasta divertirte bebiendo con tus amigos.
Mendigo:- No, yo solamente quiero vivir humildemente y rezar.
Tras lo cual el Maestro le dió una pequeña moneda de cobre.
-Pero, ¿Por qué me das a mi, un solo centavo, - se lamentó el mendigo- siendo como soy un hombre piadoso y que economiza, y le has dado una moneda de oro a ese individuo que es un manirroto.
- ¡Ah! – replicó el Maestro – Sus necesidades son mayores que las tuyas.
Este cuento se reproduce por cortesía de Sir Edwin Chapman-Andrews.
Idries Shah