domingo, 5 de julio de 2009

Nasrudin

Necesidades

Cuando el Maestro salio de la mezquita, después de la oración, un mendigo que estaba sentado en la calle, le pidió limosna. La conversación tuvo lugar como sigue:
Maestro:- ¿Eres gastador?
Mendigo:- Sí, Maestro.
Maestro: - ¿Te gusta estar sentado bebiendo café y fumando?
Mendigo: - Sí.
Maestro:- ¿Supongo que te gusta ir diariamente a los baños?
Mendigo:- Sí.
Maestro: - … ¿Y quizás hasta divertirte un poco, bebiendo con tus amigos?
Mendigo: - Sí, todas estas cosas me gustan.
- Tut, tut- dijo el Maestro, y le dió una moneda de oro.
Pocos pasos mas adelante, otro mendigo, le pidió una moneda con gran insistencia.
He aquí el dialogo:
Maestro:- ¿Eres gastador?
Mendigo:- No, Maestro.
Maestro:- ¿Te gusta estar sentado bebiendo café y fumando?
Mendigo: - No.
Maestro:- Supongo que te gusta ir diariamente a los baños.
Mendigo:- No.
Maestro:-… Y quizás hasta divertirte bebiendo con tus amigos.
Mendigo:- No, yo solamente quiero vivir humildemente y rezar.
Tras lo cual el Maestro le dió una pequeña moneda de cobre.
-Pero, ¿Por qué me das a mi, un solo centavo, - se lamentó el mendigo- siendo como soy un hombre piadoso y que economiza, y le has dado una moneda de oro a ese individuo que es un manirroto.
- ¡Ah! – replicó el Maestro – Sus necesidades son mayores que las tuyas.

Este cuento se reproduce por cortesía de Sir Edwin Chapman-Andrews.
Idries Shah