viernes, 5 de marzo de 2010

Convicción

Talal Nafaz fue recibido con gran honor en la Corte de Córdova. Su reputación era conocida allí desde hacia muchos años: cortesanos y emires pugnaban unos con otros para hablar bien de él.
Cierto erudito, sin embargo, le hizo una pregunta:
- He leído sus libros y me pregunto por que tanto de ellos esta dirigido hacia los estupidos, y tan poco hacia los sabios.
Talal dijo:
- La mayor parte de ello está dirigido hacia la gente como tú.
Esa noche estaba cenando en casa del Gran Cadi (juez), el cual comentó con delicadeza:
- Cierta robustez de expresión aquí en Córdoba puede provocar que aquellos que están bien dispuestos, pero son sensitivos, cambien su actitud hacia un recién llegado.
El Sufi dijo:
- Aquellos que han observado que tal sensitividad, al ser afectada por la sinceridad, produce hostilidad, han aprendido que tal cambio es meramente un cambio de opinión.
“Estoy aquí para demostrar que un cambio de opinión de por sí no es un cambio de comprensión. La opinión está construida sobre la arena. El conocimiento esta construido sobre roca. Si un hombre sólo está convencido de que soy bueno, puede ser tan estupido como el que esté convencido de que soy malo.
“La convicción, lejos de estar basada en la razón, es el enemigo de la razón, porque la racionalidad no cambia, mientras las convicciones cambian constantemente”.

jueves, 4 de marzo de 2010

Wazimbo

Invisible



A un Sufi se le preguntó:
- ¿Qué es la invisibilidad?
El dijo:
- Responderé a eso cuando surja la oportunidad para una demostración.
Algún tiempo más tarde ese hombre y el que le había hecho la pregunta fueron detenidos por una banda de soldados.
Los soldados dijeron:
- Tenemos orden de tomar a todos los derviches en custodia porque el rey de este país dice que ellos no obedecen sus órdenes, y dicen cosas que no son convenientes para la tranquilidad de pensamiento de su población.
El Sufi dijo:
- Y eso es lo que debéis hacer, ya que tenéis que cumplir con vuestra obligación.
- ¿Pero, acaso vosotros no sois Sufis? – preguntaron los soldados.
- Ponednos a prueba – dijo el Sufi.
El oficial sacó un libro sufi.
- ¿Qué es esto? – preguntó
El Sufi miró la portada.
- Algo que quemaré ante de ti, ya que tú aun no lo has hecho – dijo.
El Sufi prendió fuego el libro, y los soldados se alejaron satisfechos.
El compañero del Sufi preguntó:
- ¿Cuál fue el propósito de tal acción?
- Hacernos invisibles – dijo el Sufi- para la gente del mundo. “Visibilidad” significa que tengas aspecto similar a algo o alguien a lo cual ellos esperan que te parezcas. Si das una imagen diferente, tu verdadera naturaleza se vuelve invisible para ellos.

miércoles, 3 de marzo de 2010

El hombre perfecto

Un discípulo estudió con un maestro Sufi durante varios meses. Un día dijo:
- Maestro, usted es el hombre mas grande en le mundo, y sin embargo relativamente desconocido. Siento que es mi deber viajar a través del mundo y contarle a la gente su grandeza. ¿Cómo puede ser que el hombre infinitamente perfeccionado permanezca desconocido?
El maestro dijo:
- Si yo dijese que soy el hombre infinitamente perfeccionado, o permitiese que alguien lo dijese- sabrías que no soy tal hombre. Sentir que debes representar a tu maestro con el nombre mas grande en la tierra es un signo de tu propia arrogancia.

martes, 2 de marzo de 2010

Espíritu y substancia


Según el sufismo, lo que generalmente se llama el Espíritu (el ruh) en terminología religiosa, es una substancia de características físicas, un cuerpo sutil (jism-i-latif). Esta substancia no se concibe como eterna. Existía antes de la corporeidad del hombre (HUJWIRI, Revelación de lo Oculto). Después de la muerte física, el espíritu substancia continúa existiendo en una de diez formas, cada una de ellas correspondiendo a la formación que ha alcanzado durante la vida ordinaria. Hay diez etapas en este sentido, la primera de las cuales es la del “sincero”, y la décima la del sufi que ha transformado su naturaleza mediante su desarrollo terrenal. A veces, el ruh es visible.

lunes, 1 de marzo de 2010

Abu Tahir



Mir Abu Tahir atrajo a muchos estudiantes por medio de sus brillantes discursos y por las epístolas que hacia circular, las cuales eran favorablemente comentadas por los pensadores más grandes de la época.
Sin embargo, cuando la gente se congregaba para oírlo hablar personalmente, solo podían hacer que repitiera una sola frase:
- El deseo del mérito, no del hombre.
Esta admonición se dio varias veces al día durante 5 años. Algunos fueron con el sabio Ibriqui, y le suplicaron que les diera alguna explicación de la extraña conducto de Abu Tahir.
Ibriqui dijo:
- Ustedes se quejan porque el Mir dice algo con regularidad. Pero no se quejan de que el sol salga y se oculte todos los días. Sin embargo, estas dos cosas son lo mismo. Como el sol, el Mir está haciendo algo valioso. Si ustedes no hacen uso de ello, él debe continuar “brillando” para beneficio de aquellos que pueden beneficiarse o para ustedes cuando puedan beneficiarse.