sábado, 16 de mayo de 2009

99



Esto es Amor: volar hacia el cielo, rasgar, a cada instante, un centenar de velos.
En el primer momento, renunciar a la vida; el ultimo paso, viajar sin pies. Mirar este mundo como invisible, no ver lo que le parece a uno.
¡“Oh corazón”, dije, “bendito seas por haber entrado el círculo de los amantes, por mirar mas allá del campo del ojo, por penetrar las sinuosidades del pecho!
¿Cómo es que esta respiración llego hasta ti, oh alma mía, como esta palpitación, oh corazón mío?
Oh pájaro, habla el lenguaje de los pájaros; yo puedo entender tu oculto significado”.
El alma respondió, “Yo estaba en la Fábrica (divina) cuando la casa del agua y la arcilla se estaba cociendo.
Yo huí del taller (material) cuando el taller se estaba creando. Cuando ya no pude resistir mas, me arrastraron para moldearme en esta forma de bola”.
RUMI

viernes, 15 de mayo de 2009

Daggash Rustan



Tabriz, de la cual tomo su nombre el misterioso maestro derviche Sahms de Tabriz, no es una ciudad que impresione. Nervioso como estaba, encontré a la gente menos cooperativa y amable de lo que hubiese deseado. Todos conocían al Maestro del Tambor pero nadie me podía decir donde encontrarlo.
Pase diez días buscando hasta que un día, mientras estaba sentado en una chaikhana, atrajo mi atención una figura alta, con abundante barba, vestida con un emparchado y harapiento manto, cruzando la calle. Al llegar a un pequeño claro saco un tambor y comenzó a tocarlo gritando: “Escuchen todos a Rustam”.
Di un salto, derramando mi te, y corrí hacia ese lugar.
El derviche estaba sentado sobre una piedra y a su alrededor había gente reunida. Alzo su bastón pidiendo silencio.
“Les contare un cuento, aunque no se por que pierdo el tiempo con imbéciles como ustedes”, comenzó. Un murmullo de apreciación me dio a entender que esta era una apertura conocida.
Contó el cuento del derviche de Gulistan de Saadi con gran detalle e imitando diferentes voces. Realmente era un maestro de la narrativa. Cautivada, la multitud seguía todos sus gestos y sus tonos y finalmente estalló en aplausos cuando termino su cuento. Recogiendo un puñado de monedas de cobre, sin dar las gracias, se alejó, seguido por una multitud de pilluelos quienes aparentemente sabían que él compraría pasteles de azúcar en una tienda cercana y los distribuía entre ellos. Habiendo hecho esto, continuo su camino. Yo lo seguí.
En las afueras de la ciudad abandonó el camino, me hizo una seña con la cabeza para que lo siguiera, cruzó un llano y se sentó sobre una roca, junto a un arroyo. Me indicó que me sentara y miro reflexivamente el agua. En una oportunidad rompí el silencio pero él me indicó que callara.
Después de una hora hablo…
“Ishk bashad”
“Ishk”, respondí.
Luego dijo: “Si vos poseéis conocimiento, servís como aquellos que son ignorantes; pues es impropio que la gente de China haga peregrinaje y el nativo de Meca este acostado durmiendo en las cercanías. ¿Qué busca usted de mí?
“Conocimiento – respondí – conocimiento que me permita pensar a través de las complejidades de la vida moderna y retener firmemente los principios de los grandes maestros.”
Removió la tierra con su bastón. “El conocimiento que usted busca proviene de la experiencia y no puede ser aprendido de un libro. Puede leer a los grandes: Rumi, Jami, Hafiz, Saadi, pero sus escritos son sólo la sal del pan. Para probar tiene que comerse la hogaza, experimentar la sal en su intima conexión con la harina, la levadura y el agua. Su relación con la vida actual la percibe sobre la base de su pasado condicionado y lo que se le ha enseñado a pensar.
“Para despejar el paladar a fin de admitir una nueva capacidad gustativa, tiene que desprenderse de las viejas formulaciones que le han fallado tan violentamente en el pasado, y buscar los valores reales. ¿Esta usted preparado para dejar el mundo y retirarse a la montaña siguiendo una dieta elemental?”.
Moví la cabeza en señal de aprobación.
“¿Ve usted?- movió la cabeza con pesadumbre – todavía piensa que para encontrar conocimiento debe buscar una vida solitaria, alejada de las cosas impuras. Esa es una actitud primitiva, propia de los salvajes. ¿No se da cuenta de que un cambio sofisticado de desarrollo es incompatible con los requisitos actuales? ¿Puede comprender la inutilidad de abandonar el mundo por el bien de su desarrollo egoísta?
“Puede necesitar seguir un curso – prosiguió – en un centro Sarmoun, pero eso no implicará total abandono de sus actividades mundanas. No hay nada “impuro” en una razonable actividad mundana, con tal de no permitirle, o invitarle a que lo corrompa. Si tiene suficiente habilidad puede valerse de las fuerzas negativas para que le sirvan… pero, le reitero, debe tener suficiente habilidad.


Extracto del libro Los maestros de Gurdjieff

jueves, 14 de mayo de 2009

Tensión



En un sistema que supuestamente desarrolla a las personas es fundamental que exista un elemento que puede parecer una contradicción de términos pero que no lo es, y consiste en concentrarse en la relajación. Es una gran base para cualquier actividad cuyo objetivo sea producir un desarrollo. Al decir que tal vez parezca una contradicción de términos me refiero a que, en Occidente, la palabra “concentrarse”, por desgracia, tiene una connotación de tensión, lo cual se opone por completo a la atención. La tensión puede ser de naturaleza física o intelectual, pero en un contexto útil, ambas son ineficaces y contraproducentes. La tensión física (muscular) utiliza cierta cantidad de energía física. Quizás sea una energía no refinada, superficial y no la sientan físicamente día y noche, pero tener que concentrarse en algo de una manera tensa es malgastar energía.
Lo mismo se aplica en un nivel mental, detesto tener que usar la palabra “intelectual” por todo lo que implica pero, para esclarecer el tema, digamos que deberían relajarse intelectualmente, en el sentido de que no deben intentar forzar una relación profunda a nivel mental o intelectual porque, si logran hacerlo, crearan un grado equivalente a tensión. Si hay tensión, inevitablemente parte del cerebro se esforzará por mantener este grado de presunta atención. Una cierta parte del cerebro, el centro locomotor, controla, evalúa y mide los músculos, el flujo sanguíneo, la temperatura, la trasferencia de fluidos y demás. Si ese centro cerebral, que es bastante básico, puede ir al ralentí, contribuirá a que el sistema del cuerpo y de la mente se armonice y se concentren en el asunto que deben tratar.
La tensión tanto intelectual como física, es la base de la mayoría de las confusiones. Esta es una afirmación muy general, pero es también muy cierta; se manifiesta de muchas maneras: en la irritabilidad, la prisa, las decisiones precipitadas, y en todos los detestables efectos colaterales característicos de la vida occidental a la que están acostumbrados. Todos han padecido cosas tales como jaquecas producidas por la tensión y una sensación general de agresión u hostilidad. Los dolores de cabeza, los errores de cálculo, los malentendidos, escuchar mal las cosas, etcétera, a menudo son consecuencia de la tensión. Según su escuela de terapia, los distintos sicólogos tienden a encontrarle diferentes explicaciones, pero en realidad el motivo es muy básico, se siente agresión o confusión y eso produce tensión.
Puede haber prejuicios sociales o de otro tipo pero, en general, las cosas básicas del sistema humano se complican más de lo necesario. Si logran relajar determinadas facultades de la mente cuando su actividad no es necesaria, están liberando esa área para que funcione de manera útil. En ese momento especifico la relevan de toda actividad y de esa manera permiten que la energía que podrían haber consumido innecesariamente se use de manera mas útil.

Extracto del libro Sufismo Hoy pag 97
Omar Ali Shah

miércoles, 13 de mayo de 2009

Cómo crear armonía en situaciones grupales e individuales



La armonía se alcanza con una técnica similar a la que se emplea para desarrollar la capacidad de atención. No se empeñen en armonizarse con una persona o un contexto en particular, al margen de las consecuencias. Tratar de armonizarse con todo lo que hay en el mundo es intentar abarcar demasiadas cosas a la vez.
Asimismo, puede ocurrir que intenten hacer un esfuerzo excesivo, pretendiendo armonizarse aunque mueran en el intento.
Por el mismo motivo, no eligen en qué circunstancia, objeto o lugar se van a armonizar porque corren el riesgo de efectuar una armonización selectiva. Deben tener mucho cuidado de no caer en ninguno de los dos extremos. Lo que necesitan y lo que quieren pueden no ser lo mismo, de modo que, en principio, aspiren a armonizarse mediante un método muy simple. Decimos que “los similares se atraen”, y por ello si una persona tiene la intención de producir armonía dentro de sí misma, a medida que lo va logrando atraerá la armonía de otras personas, circunstancias o cosas.


Omar Ali Shah


Extracto del libro Sufismo Hoy. pag 45


martes, 12 de mayo de 2009

Ultimo recurso



En algunos países hay formas de medicina popular que, como se sabe, se han deteriorado. El resultado es que procedimientos que fueron iniciados para una dolencia se piensa que son eficaces para todas ellas, y con su aplicación lo único que se logra es empeorar las cosas. Pequeñas cantidades de sustancias estimulantes, que podían haber ayudado al sistema a incrementar su eficacia para superar una enfermedad, se aplican en cantidades que debilitan el organismo. La cauterización, útil para eliminar bacterias en ciertos casos, se usa hasta tal punto – y sin el cuidado adicional de la higiene – que se causan heridas que supuran. También se da una mezcla de “curas” mágicas o poco efectivas, todas amalgamadas en un conjunto de supuesto conocimiento, que es igual de malo, o aun peor.
Casi lo mismo ha ocurrido en lo que se denominan estudios espirituales, especialmente en Occidente y en muchos círculos en Oriente. Los ejercicios diseñados para una persona se facilitan a otra; las enseñanzas se mezclan y se aplican como cauterios ignorantes. No obstante, cuando las personas que se han expuesto a varias “escuelas”, “sistemas” y “maestros” son entrevistadas, muy a menudo su versión es que “todas esas cosas me han ayudado a profundizar en mi vida interior”…
Idries Shah

lunes, 11 de mayo de 2009

Cuando “Este no es el momento” no tiene por que significar “Estoy ocupado”



Se pueden ilustrar hechos muy importantes mediante el uso de ejemplos en apariencia triviales. Además, tales incidentes son tan banales que a menudo pasan sin que los observadores lo aprecien.
A continuación expongo uno:

Un hombre joven me vino a ver y me dijo: “He venido a verlo porque estoy interesado en aprender con usted”.
Le respondí: “Este no es el momento”.
Él preguntó: “¿Está ocupado acaso?”.
Le respondí: “Este no es el momento”.
Preguntó él: “Entonces, ¿no tiene tiempo?”.
Le respondí: “No he dicho que no tuviese tiempo”.
Preguntó él: “¿Por qué no dice que está ocupado, y lo dejamos así?

Esto muestra que se encontraba en una condición mental donde sólo podía aceptar que yo estaba ocupado, y no tenia tiempo para él. Era capaz de escuchar las palabras “este no es el momento”, pero (como la mayoría de gente) su mente estaba “programada” para aceptar sólo su interpretación sobre lo que yo le decía.
Esto le dio una oportunidad de pensar o para decir a otros: “Habría hablado conmigo, pero no tenia tiempo”.
De modo que se fue sin obtener ninguna ganancia. Si se hubiese molestado en reflexionar sobre la frase “este no es el momento”, al menos habría sido capaz de decirse: “Afirma que este no es el momento. Esto puede significar que habrá otro momento mas adecuado. Un momento que no esta necesariamente conectado con el hecho de que una persona está ocupada o no”.
Podía haber aprendido. O podía haber descubierto que el asunto del tiempo era inaceptable por completo, o absurdo. Pero, dadas sus circunstancias, no pudo superar la respuesta “demasiado ocupado”, que había traído con él.
Idries Shah

domingo, 10 de mayo de 2009

La farmacia cósmica de Nasrudin



Nasrudin estaba sin trabajo y preguntó a algunos amigos a que profesión podía dedicarse.
Ellos le dijeron:
-Bueno Nasrudin, tu eres muy capaz y sabes mucho sobre las propiedades medicinales de las hierbas. Podrías abrir una farmacia.
Se fue a su casa, pensó en ello y dijo:
-Sí, es una buena idea, creo que soy capaz de ser farmacéutico.
Claro que Nasrudin estaba pasando por uno de sus momentos en lo que deseaba ser muy prominente e importante:
-No voy a abrir solamente un herbolario o una farmacia que se ocupe de hierbas, voy a abrir algo enorme y a producir un impacto significativo.
Compró una tienda, instaló las estanterías y vitrinas, y cuando llegó el momento de pintar el exterior colocó un andamio, lo cubrió con sábanas, y trabajó detrás de él. No le dejó ver a nadie qué nombre le iba a poner a la farmacia, ni cómo estaba pintando el exterior.
Después de varios días, distribuyó folletos que decían: “La gran inauguración es mañana a las nueve”.
Todas las personas del pueblo y de los pueblos de los alrededores vinieron, y se quedaron de pie esperando frente a la nueva tienda. A las nueve salió Nasrudin, quitó la sábana que cubría la fachada de la tienda, y había allí un enorme cartel que decía: “Farmacia Cósmica y Galáctica de Nasrudin”, y debajo, con letras mas pequeñas: “Armonizada con influencias planetarias”.
Muchas personas se quedaron muy impresionadas, y él hizo muy buenos negocios ese día. Por la tarde el maestro de la escuela local fue y le dijo:
-Francamente, Nasrudin, esas afirmaciones que usted hace son un poco dudosas.-No, no- dijo Nasrudin-. Todas las afirmaciones que hago acerca de influencias planetarias son absolutamente ciertas: cuando el sol se levanta, abro la farmacia y cuando el sol se pone, la cierro.