martes, 12 de mayo de 2009

Ultimo recurso



En algunos países hay formas de medicina popular que, como se sabe, se han deteriorado. El resultado es que procedimientos que fueron iniciados para una dolencia se piensa que son eficaces para todas ellas, y con su aplicación lo único que se logra es empeorar las cosas. Pequeñas cantidades de sustancias estimulantes, que podían haber ayudado al sistema a incrementar su eficacia para superar una enfermedad, se aplican en cantidades que debilitan el organismo. La cauterización, útil para eliminar bacterias en ciertos casos, se usa hasta tal punto – y sin el cuidado adicional de la higiene – que se causan heridas que supuran. También se da una mezcla de “curas” mágicas o poco efectivas, todas amalgamadas en un conjunto de supuesto conocimiento, que es igual de malo, o aun peor.
Casi lo mismo ha ocurrido en lo que se denominan estudios espirituales, especialmente en Occidente y en muchos círculos en Oriente. Los ejercicios diseñados para una persona se facilitan a otra; las enseñanzas se mezclan y se aplican como cauterios ignorantes. No obstante, cuando las personas que se han expuesto a varias “escuelas”, “sistemas” y “maestros” son entrevistadas, muy a menudo su versión es que “todas esas cosas me han ayudado a profundizar en mi vida interior”…
Idries Shah