jueves, 14 de mayo de 2009

Tensión



En un sistema que supuestamente desarrolla a las personas es fundamental que exista un elemento que puede parecer una contradicción de términos pero que no lo es, y consiste en concentrarse en la relajación. Es una gran base para cualquier actividad cuyo objetivo sea producir un desarrollo. Al decir que tal vez parezca una contradicción de términos me refiero a que, en Occidente, la palabra “concentrarse”, por desgracia, tiene una connotación de tensión, lo cual se opone por completo a la atención. La tensión puede ser de naturaleza física o intelectual, pero en un contexto útil, ambas son ineficaces y contraproducentes. La tensión física (muscular) utiliza cierta cantidad de energía física. Quizás sea una energía no refinada, superficial y no la sientan físicamente día y noche, pero tener que concentrarse en algo de una manera tensa es malgastar energía.
Lo mismo se aplica en un nivel mental, detesto tener que usar la palabra “intelectual” por todo lo que implica pero, para esclarecer el tema, digamos que deberían relajarse intelectualmente, en el sentido de que no deben intentar forzar una relación profunda a nivel mental o intelectual porque, si logran hacerlo, crearan un grado equivalente a tensión. Si hay tensión, inevitablemente parte del cerebro se esforzará por mantener este grado de presunta atención. Una cierta parte del cerebro, el centro locomotor, controla, evalúa y mide los músculos, el flujo sanguíneo, la temperatura, la trasferencia de fluidos y demás. Si ese centro cerebral, que es bastante básico, puede ir al ralentí, contribuirá a que el sistema del cuerpo y de la mente se armonice y se concentren en el asunto que deben tratar.
La tensión tanto intelectual como física, es la base de la mayoría de las confusiones. Esta es una afirmación muy general, pero es también muy cierta; se manifiesta de muchas maneras: en la irritabilidad, la prisa, las decisiones precipitadas, y en todos los detestables efectos colaterales característicos de la vida occidental a la que están acostumbrados. Todos han padecido cosas tales como jaquecas producidas por la tensión y una sensación general de agresión u hostilidad. Los dolores de cabeza, los errores de cálculo, los malentendidos, escuchar mal las cosas, etcétera, a menudo son consecuencia de la tensión. Según su escuela de terapia, los distintos sicólogos tienden a encontrarle diferentes explicaciones, pero en realidad el motivo es muy básico, se siente agresión o confusión y eso produce tensión.
Puede haber prejuicios sociales o de otro tipo pero, en general, las cosas básicas del sistema humano se complican más de lo necesario. Si logran relajar determinadas facultades de la mente cuando su actividad no es necesaria, están liberando esa área para que funcione de manera útil. En ese momento especifico la relevan de toda actividad y de esa manera permiten que la energía que podrían haber consumido innecesariamente se use de manera mas útil.

Extracto del libro Sufismo Hoy pag 97
Omar Ali Shah