domingo, 10 de mayo de 2009

La farmacia cósmica de Nasrudin



Nasrudin estaba sin trabajo y preguntó a algunos amigos a que profesión podía dedicarse.
Ellos le dijeron:
-Bueno Nasrudin, tu eres muy capaz y sabes mucho sobre las propiedades medicinales de las hierbas. Podrías abrir una farmacia.
Se fue a su casa, pensó en ello y dijo:
-Sí, es una buena idea, creo que soy capaz de ser farmacéutico.
Claro que Nasrudin estaba pasando por uno de sus momentos en lo que deseaba ser muy prominente e importante:
-No voy a abrir solamente un herbolario o una farmacia que se ocupe de hierbas, voy a abrir algo enorme y a producir un impacto significativo.
Compró una tienda, instaló las estanterías y vitrinas, y cuando llegó el momento de pintar el exterior colocó un andamio, lo cubrió con sábanas, y trabajó detrás de él. No le dejó ver a nadie qué nombre le iba a poner a la farmacia, ni cómo estaba pintando el exterior.
Después de varios días, distribuyó folletos que decían: “La gran inauguración es mañana a las nueve”.
Todas las personas del pueblo y de los pueblos de los alrededores vinieron, y se quedaron de pie esperando frente a la nueva tienda. A las nueve salió Nasrudin, quitó la sábana que cubría la fachada de la tienda, y había allí un enorme cartel que decía: “Farmacia Cósmica y Galáctica de Nasrudin”, y debajo, con letras mas pequeñas: “Armonizada con influencias planetarias”.
Muchas personas se quedaron muy impresionadas, y él hizo muy buenos negocios ese día. Por la tarde el maestro de la escuela local fue y le dijo:
-Francamente, Nasrudin, esas afirmaciones que usted hace son un poco dudosas.-No, no- dijo Nasrudin-. Todas las afirmaciones que hago acerca de influencias planetarias son absolutamente ciertas: cuando el sol se levanta, abro la farmacia y cuando el sol se pone, la cierro.