miércoles, 22 de abril de 2009

Posesión y poseer

P: ¿Están las posesiones y el poseer cosas mezclados en la mente de la gente con “el modo de relacionarse”? ¿Está esto conectado con la obstinación?

R: Sí, están mezclados. Piensa acerca de los varios usos de la forma posesiva “mi”, ligada como está a lo que pensamos que somos nosotros mismos. Al azar: mi padre, mi hijo. Te encuentras en una relación diferente a cada uno, pero utilizas la misma palabra para ambas relaciones. Luego existe mi dinero, algo sobre lo cual se supone que tienes control, y mi copa, algo de lo cual ocurre que estas bebiendo, y que durante ese periodo se considera tuyo.
Desde nuestro punto de vista, podemos ver aquí una tremenda ineficacia del funcionamiento mental, el cual, debido a las asociaciones de la palabra “mi”, arrastrara un tipo de “mi” de una situación a otra, confundiéndose a sí mismo de este modo. Hay “mis” aparentemente idóneos y absolutos. Una persona también queda atrapada en ellos. “Mi deber”, por ejemplo, no es absoluto a menos que sea el tipo de deber con el cual pocas personas están realmente familiarizadas. Pero ya que la palabra “deber” se ha tomado en el sentido de algo continuo, el mecanismo mental está confundido y no siempre es capaz de conocer cuándo un deber se ha cumplido, de modo que la gente sigue intentando llevar a cabo deberes que ya no son deberes (si “deber” significa algo continuo para ellos), o algunas veces consideran que deberes a largo plazo son a corto plazo.
No se trata de jugar con las palabras, sino de señalar que jugar con palabras vicia la capacidad de pensamiento de la mente humana. No se ha establecido método preciso de proceso cerebral de amplia utilización. La mente que trata con materiales tan ineficientes no puede captar otros más refinados, esto es, más precisos o realmente objetivos.


Idries Shah