Cuando un problema surge, o se cree que ha surgido, la primera reacción del ser humano no es siempre resolverlo, aunque pretenderá que lo está intentando.
Esta pretensión es tan sólo el comienzo del ejercicio.
La primera reacción es “preocuparse” por el problema, como un animal con un trozo de alimento u otro objeto de atención. En esta etapa, el problema se utiliza como juego o alimento, para obtener de él cierto jugo o alguna reacción. El hombre está “siendo pagado al tiempo que sigue su camino”.
Incluso si el problema es una disputa entre dos grupos, cada uno de ellos espera alguna diversión del hecho de participar. Sin este elemento de disfrute, la mera resolución del asunto no les parecerá suficiente.
El hombre que resuelve problemas “demasiado deprisa”, o incluso el que los ignora, señala mediante este hecho su independencia del contenido de diversión que tiene el problema-juego. A esto se debe, mucho mas que a su resolución del problema, que la gente lo respete. De algún modo, él les asombra porque ha demostrado que puede hacer algo que ellos no pueden: prescindir de la satisfacción de luchar con un problema.
Idries Shah
