viernes, 24 de julio de 2009

Quien guarda el manto

Attar, en su Memorial de los santos, cuenta una historia del gran Sufi Habib Ajami, cuando éste fue a un río a lavar y dejó su manto tirado en el suelo. Hasan de Basra, que pasaba por ahí, lo vio. Pensando que alguien debía cuidar esta pertenencia, permaneció haciendo guardia hasta que Habib retornó.
Hasan preguntó entonces a Habib a quién había dejado al cuidado del manto.
-¡ Lo he dejado al cuidado- dijo Habib- de aquel que te dio a ti la tarea de vigilarlo!.
Esta anécdota, que intenta indicar la forma en que los Sufis resuelven sus asuntos, es con frecuencia considerada por los burdo imitadores como algo que deben copiar, de modo que prueban al “destino” abandonando las cosas y descuidando las obligaciones, y obtienen los resultados que corresponden a su ignorancia.