miércoles, 2 de diciembre de 2009

El rayo verde

¡Habeis observado alguna vez la puesta del sol en un horizonte de mar?. Sí, es indudable. ¿Habeis seguido el esplendoroso astro hasta el momento en que desaparece rozando la línea de agua con la parte superior de su disco? Es posible. Pero ¿habéis notado el fenómeno que se produce en el instante mismo en que lanza su último rayo, si el cielo, limpio de brumas, ofrece una pureza inmaculada? Acaso no. Pues bien, la primera vez que encontréis la coyuntura – poco frecuente por desgracia – de hacer esta observación, no sucederá, como pudiera creerse, que hiera vuestra retina un rayo rojo, sino un rayo verde, pero de un verde maravilloso, de un verde que ningún pintor puede obtener en su paleta, de un verde cuyo matiz no ha reproducido jamás la naturaleza, ni en las variadas tintas de los vegetales ni en los tonos de los mares mas transparentes. ¡Si en el Paraíso existe el color verde seguramente es ese, el verdadero color verde esperanza!
Este era el artículo del diario Morning Post


Una antigua tradición escocesa afirma esto: “Que dicho rayo tiene la virtud de hacer que quien lo ha visto no pueda jamás equivocarse en cosas de sentimientos; que su aparición destruye ilusiones y mentiras, y que todo el que haya tenido la fortuna de observarlo, ve claramente en su corazón y en el de los demás.”


El rayo verde
Julio Verne