viernes, 25 de junio de 2010

Musgo


Un grupo de discípulos más veterano de Bahaudin, que habían estado en Persia, llegaron para sentarse a los pies del maestro. Tan pronto como estuvieron reunidos, Bahaudin les ordenó que escucharan los cuentos y narraciones leídas por el más joven de los discípulos.
Alguien expresó su sorpresa. El maestro dijo:
-Si ustedes siguen la senda allá a lo lejos durante medio día de marcha, llegarán hasta un hermoso y abandonado edificio, y verán que una parte de esa magnífica cúpula está cubierta de musgo. Si entran descubrirán cómo se han caído y yacen en el suelo algunos de sus preciados azulejos.
No hay duda sobre el resultado y el valor del edificio, pero la exposición a cierto tratamiento humano y natural ha causado una perdida de perfección.
Esto mismo ocurre con los discípulos veteranos.