viernes, 10 de septiembre de 2010

CUENTO XII

Los cuatro indostanos que se censuraban uno a otro

Cuatro indostanos entraron en una mezquita a decir oraciones.
Cada uno pronuncio el Takbir, y estaban diciéndolas con gran devoción cuando sucedió que entró el Mauazzin. Uno de ellos inmediatamente exclamo: “Oh Muazzin, ¿has llamado ya a oración? Es tiempo de hacerlo”. Entonces, el segundo le dijo al que había hablado “Ah, has pronunciado palabras desconectadas con el culto y, por lo tanto, de acuerdo con el Hadis, has arruinado tus oraciones”. Sobre lo cual el tercero respondió el segundo diciendo, “Oh, simple, ¿Por qué lo censuras? Mas bien censúrate a ti mismo”. Por último el cuarto dijo, “Dios sea alabado porque yo no he caído en la misma zanja que mis tres compañeros”.
La moraleja es, no encontrar faltas en los demás, sino más bien, de acuerdo al proverbio, quedar prevenido por su mal ejemplo. A propósito de este proverbio se cruenta un cuento de dos prisioneros capturados por la tribu de Ghuz. La gente de esta tribu, estaba a punto de matar a uno de ellos, para asustar a otro, y hacerlo confesar así donde estaba oculto un tesoro, cuando el condenado descubrió sus intenciones dijo: “Oh nobles señores, maten a mis compañeros y asústenme a mi”.
Mevlana Jalaludin Rumi