jueves, 26 de febrero de 2009

Las seis apariciones y las flores



Se cuenta también que la esposa de Maulana, llamada Kira Khatun, que era semejante a la madre de Jesús por su piedad y su rectitud, dijo:
- Un día de invierno vi que Maulana (Rumi) reposaba con la cabeza apoyada en la rodilla de Shamsi Tabriz. Vi esto por una rendija de la puerta de su clausura; y vi después que se abrió un lado de la pared de la habitación y que entraron por la abertura seis formas de faz temible, que saludaron a Maulana y le pusieron adelante un ramillete de flores. Estas personas se quedaron allí hasta última hora de la tarde, y no dijieron ni una palabra.
"Maulana, observando que era la hora de la oración, indicó a Shams con un gesto que rezara y dirigiera la oración; pero este dijo que no podía hacerlo en presencia de un personaje superior. Así pues, Maulana dirigió la oración, después de lo cual las seis personas se retiraron de su presencia luego de rendirle grandes honores.
Kira Khatun dijo también que al presenciar estos hechos se quedó inconsciente de miedo y de asombro.
- Cuando volví en mí- siguió contando- descubrí que Maulana habia salido de la habitación y que me entregaba el ramillete de flores, diciendome que debía conservarlas con cuidado. Yo envié algunos pétalos de estas flores a los herbolarios para que las examinaran. Me dijeron que no habían visto en su vida flores como ellas y me preguntaron de dónde procedían y cómo se llamaban.
Además a todos los herbolarios les maravillaba el aroma de aquellas flores, su color y la delicadeza de su textura, y que fuera posible tenerlas tan florecientes en pleno invierno.
Entre los herbolarios había un maestro destacado de botánica que solía ir a la India a comerciar y que traía de aquel país artículos muy curiosos y extraños. Este dijo que las flores procedían de la India y que solo se daban en aquel país, hacia el extremo sur del mismo, cerca de Sarandib (Ceilán, ahora Sri Lanka) y preguntó cómo habían podido llegar a Rum tan frescas y tan hermosas. Y expresó gran curiosidad por saber cómo habían llegado a aquel país en aquella época. Al oír aquello, Kira Khatun se llenó de asombro. De pronto, se presentó Maulana y dijo:
- Guarda las flores con gran cuidado y no desveles a nadie su secreto, pues te las han traído los Jefes espirituales que custodian las partes del paraíso que están en la India para regalártelas a ti con el fin de que estas flores te den vida interior y que sumen honra a tu castidad y a tu piedad.
Cuida siempre estas flores para que no sufran ningún daño aquello que es como tus propios ojos.
Se dice que Kira Khatun conservó las hojas y los pétalos con el máximo cuidado, aunque ( con permiso de Maulana) entregó unas cuantas hojas a Karkhi Khatun, la esposa del sultán. Estas flores tenían la virtud de que cualquiera que tuviera males de ojos se curaba al instante frotándose los ojos con sus pétalos. Ni el color ni el aroma de aquellas flores se marchitaron jamás, gracias a la altura espiritual de los amigos ilustres que las habían traído
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