jueves, 19 de marzo de 2009

Musa de Isfahan


Durante muchos años Musa no sólo enseñó a discípulos sino que también dirigió los complicados asuntos de sus propiedades. En representación de su gente disputó con abogados, envió representantes al rey, y tomó decisiones acerca de innumerables asuntos cotidianos.
Después que hubo muerto, dos abogados estaban hablando acerca de él. El primero dijo:
-¡Qué excelente ilustración de cómo un hombre puede ser práctico y también morar en los dominios sublimes del pensamiento!
El otro respondió:
- La vida de Musa fue, más bien, un raro ejemplo de enseñanza total. Sus acciones mundanas eran tan importantes como sus aspectos espirituales.
- ¿Pero, cual podía ser la importancia de las actividades seculares?
- En dos sentidos. Primero, las actividades mundanas permitieron a Musa mantener el bienestar físico de sus discípulos. En segundo lugar, le permitieron ilustrar para ellos, cada día y delante de sus ojos la superficialidad de la vida ordinaria.