miércoles, 6 de mayo de 2009

La conferencia de los pájaros


Grullas en el mar Caspio

La garza

Vino después la garza a toda prisa y habló así a los pájaros sobre su posición: “Mi encantadora vivienda está cerca del mar, allí donde nadie oye mi canto. Soy tan inofensiva, que no hay quien se queje de mí en el mundo. Vivo preocupada en el medio del mar, triste y melancólica. Ensangriento mi corazón con el deseo del agua, ¿Qué seria de mí si ella me falta? Pero, como yo no formo parte de los habitantes del mar, muero con los labios secos, en la orilla. Aunque el Océano este muy agitado “y sus olas vengan hacia mi”, no puedo beber ni una gota. Si el Océano perdiera una sola gota de agua, mi corazón ardería de despecho. A una criatura como yo le basta el amor del Océano; esta pasión es suficiente para mi cerebro. Actualmente solo me ocupo del Océano, no tengo la fuerza de ir a buscar a Simurgh; pido perdón. ¿Podrá el que sólo busca una gota de agua unirse al Simurgh?
“¡Oh, tu que no conoces el Océano ¡ - le respondido la abubilla- sabe que está lleno de cocodrilos y de animales “peligrosos”, que tanto su agua es amarga, tanto salobre, tanto tranquila, tanto agitada. Es algo cambiante y no estable; algunas veces en flujo y otras en reflujo. Muchos grandes personajes han preparado un pequeño navío “para ir sobre este Océano” y se han caído en el abismo, donde han perecido. El nadador que se zambulle en él no encuentra allí más que aflicción para su alma y, si alguien toca por un instante el fondo del Océano, pronto reaparece muerto en la superficie, como la hierba. De un elemento tal, desprovisto de fidelidad, nadie debe esperar afecto. Si no te alejas por completo del Océano, él terminara por sumergirte. El mismo se agita por amor por su amigo; tanto hace rodar sus olas, tanto hace oír ruido. Puesto que no puede encontrar por él mismo lo que desea, tampoco encontraras en él el reposo de tu corazón. El Océano es mas que un pequeño riachuelo que tiene su fuente en el camino que conduce al amigo; ¿cómo te contentarías, pues, y te privarías de ver su rostro?

Fariduddin Attar