jueves, 7 de mayo de 2009

La cultura derrotista



La invisible “cultura derrotista” solapa todas las diferencias de varias culturas humanas actuales, con denominadores comunes entre todas las gentes.
Un niño aprende de sus padres y de los adultos que lo rodean. Aprende no sólo los mandatos positivos y las formas de resolver problemas que los mayores creen que le están enseñando. También esta aprendiendo a emular a los padres; y emula su derrotismo. Esto incluye su nacionalización de por que no intentan ciertas tareas, por que están “demasiado cansados” o por qué el esfuerzo tal y tal “no vale la pena”.
Esto es cierto en el individuo tanto como en la sociedad. Nadie había corrido la milla en cuatro minutos antes de que alguien lo hiciese. Después de eso, al derrumbarse el tabú no expresado, se volvió cada vez mas frecuente. Un proceso similar ocurre en los niños que aprenden, a veces quizás sin palabras, a no efectuar cierto esfuerzo, un esfuerzo de voluntad o de experiencia.
El inocente guerrero sudanés que me explico en su día que sus compatriotas destrozaron al ejercito británico en Omdurman, “por que no sabían que era imposible” hacerlo, de hecho podía haber estado hablando de la falta de condicionamiento sobreentendido en su educación.
La cultura humana, pese que en alguna de sus manifestaciones premia la acción positiva y la creencia en el hombre, encarna y transmite el derrotismo y la negatividad como una especie de enfermedad de contacto. La “charca infecta”, ya que éste sería su nombre si hubiese una bacteria en su fondo, es coincidente en sus lindes con la propia humanidad.
Al no haberse comprendido esto a una escala lo bastante amplia, no se hace nada al respecto. En culturas que en apariencia son progresistas se cree que cualquier incapacidad traumática ocasionada por el comportamiento de los padres puede ser superada por el niño mediante la “manipulación” efectuada por un psicoterapeuta. Pero no se pone a prueba a los propios terapeutas sobre la presencia de la negatividad cultural. Además, cuando el niño regresa a su entorno, no existe ningún procedimiento que nos garantice que no se reinfectará.
Idries Shah