Es necesaria una preparación muy cuidadosa antes de que la gente pueda percibir algo que esta allí todo el tiempo.
Saadi de Shiraz lo expresó correctamente en términos poéticos, cuando dijo: “El adepto observa la misma cosa en un camello que en las maravillas de China o Chagil”.
Luego, por la aplicación de una cierta capacidad de concentración, algunas personas inducen a otra a exteriorizar sus pensamientos internos como método de enseñanza. Estos pensamientos delatan el carácter y operatividad del yo secundario, la personalidad falsa que, a pesar de permitir que la gente maneje muchas de las circunstancias de la vida, tiene como objetivo el mantenimiento de si misma y no el progreso del individuo más allá de sus estrechos y superficiales límites.
IDRIES SHAH