lunes, 15 de febrero de 2010

La viña

Cierto hombre plantó una viña conocida por pertenecer a una clase que sólo producía uvas comestibles después de treinta años.
Sucedió que mientras la plantaba, el jefe de los creyentes pasó por ahí y le dijo:- Eres un notable optimista si esperas vivir hasta que esta clase de vid dé frutos.
- Quizás no sea así – dijo el hombre – pero al menos mis sucesores vivirán para beneficiarse de mi trabajo, como todos nosotros nos beneficiamos del trabajo de nuestros predecesores.
- En cualquier caso – dijo el monarca- siempre y cuando se produzcan uvas, tráeme algunas. Esto es, si ambos hemos escapado a la espada de la muerte que constantemente está suspendida sobre nosotros - . Y siguió su camino.
Algunos años después la viña comenzó a producir uvas deliciosas. El hombre llenó una gran canasta con los mejores racimos y fue al palacio.
El jefe de los creyentes lo recibió y le dio un hermoso obsequio de oro.
Se corrió la voz: - Aun insignificante campesino le han dado oro, una enorme suma a cambio de una “simple” canasta de uvas - .
Una mujer ignorante, al oír esto, inmediatamente llenó una canasta con sus propias uvas y se presentó ante la guardia del palacio diciendo: -Exijo la misma recompensa que le dieron al hombre de esta mañana. Aquí está mi fruta. Si el rey da dinero a cambio de fruta, aquí hay fruta - .
Así se lo dijeron al rey, quien respondió: - A aquellos que actúan por imitación y con arrogancia – que es la razón por la que no investigan cuidadosamente las circunstancias que tratan de imitar – échenlos afuera -.
La mujer fue expulsada, pero estaba tan enojada que no se molestó en preguntarle al viñatero qué había sucedido realmente.