R: No se trata de reglas o los precedentes, sino del modo en que las personas utilizan tales elementos. Si una regla se convierte en un modo de engañarse a uno mismo, no es una regla, sino una atadura. Los hábitos son inútiles a menos que la persona con el hábito sea de tal calidad que se beneficie a sí misma y a otros con tal hábito. Muy a menudo nos encontramos con una mera imitación servil injertada en una interioridad indeseable. Recuerda lo que dice el probervio, creado con el propósito de subrayar esto:
"Un gato ciego, aún desea ratones"