lunes, 30 de marzo de 2009

Reflexiones



El eternalismo como vicio

La gente a menudo se revuelve inquieta cuando hablas de que las técnicas espirituales son de valor solo durante un tiempo limitado, tan solo para alcanzar objetivos específicos.
Pero esta reacción se debe al deseo infantil de “algo permanente” que es tan vago que no han sido capaces de distinguir entre lo que necesita ser permanente y lo que no sólo no lo necesita, sino que de hecho no debe ser permanente a menos que se convierta en una barrera cuando ya no se necesita.
Por supuesto, sobre este primitivo deseo de “permanencia” – en el sentido erróneo – es donde actúa la gente que mercadea con panaceas supuestamente eternas.
Pero uno puede acostumbrarse a ideas distintas a las infantiles. Una técnica o hipótesis de trabajo perece cuando se establece como regla o ley. Una manzana permanente que no pudiese consumirse sería de escasa utilidad como nutriente, por muy agradable que fuese como objeto de juego.


Toda sensación es cualitativa

Si sientes amor, alegría, excitación, interés, atención concentrada, confusión o desinterés, como resultado de estar sentado sobre un alfiler o escuchar el canto de un pájaro, todas estas sensaciones contienen alguna función negativa, cierta forma de autoindulgencia y ciertas funciones constructivas.
Esta información es el resultado del conocimiento superior, la visión panorámica, llámalo como desees.
Nunca alcanzarás un objetivo superior mediante un incremento del volumen de sensaciones si careces de la destreza para percibir su rango dentro de las sensaciones.
Sólo mediante esta última forma de trabajar aislarás la “adoración”, la “comprensión”, el “amor”, de la escoria.
Idries Shah