lunes, 18 de mayo de 2009

Bombardeo



Cuando la autoestima de alguien está ligada a su “búsqueda espiritual”, puede lograr muy poco hasta que haya visto que ésta es una conexión equivocada. En general, por supuesto, las personas son inconcientes de que se enorgullecen de ser serios “viajeros en el Camino”, o como quiera que lo llamen. Con frecuencia imaginan que son humildes: pero esta humildad a menudo se puede mostrar fácilmente como un ropaje inconsciente que encubre un sentido de importancia personal.
Un joven vino a verme. Había leído muchos libros acerca de asuntos espirituales, pero sentía que “su fe en el Sendero estaba titubeando”. El quería que yo la restaurase, y que fuese su maestro. Este tipo de acercamiento, a menudo hoy en día – en consonancia con los anales sufis del pasado – se descubre que es una demanda de atención, no de conocimiento.
Le pregunté si le agradaría una alegoría de su historia, estado presente y deseos. Se alegro y dijo algo así como “¡no me atrevía a pensar que me daría algo tan amplio y comprensivo!”.
Yo quería demostrar si “comprensivo” significaba por su parte tan sólo adulación. Así que le conté la siguiente anécdota:

Un joven soldado estaba en una trinchera resguardándose de un bombardeo. De repente observó a su viejo oficial de reclutamiento a su lado. El joven dijo:
-¿Recuerda cuando yo era un recluta en potencia cómo me hablaba acerca de los placeres de la vida del ejercito, y cómo, si me alistaba, me libraría de los horrores de la monotonía civil?
-Sí- dijo el reclutador.
-Bien –continuo el joven- ¿haría el favor de decírmelo de nuevo, ya que encuentro que mi entusiasmo se debilita?

Mi visitante, quien al principio me había escrito suplicando tener una entrevista y jurando aceptación total y eterna de cualquier cosa que pudiese decir, se molestó bastante…

Idries Shah