jueves, 28 de mayo de 2009

Codicia

De vez en cuando me encuentro rodeado por gente que dice “no me gusta la teoría”, y “estoy cansado de asistir a reuniones”, y comentarios por el estilo.
Puede que les disguste la teoría porque no se les ha expuesto del modo adecuado o en las proporciones justas. Pero si reaccionan a esta ineptitud mediante la decisión de “la teoría no es buena”, entonces ni yo ni nadie puede enseñarles nada mientras se encuentran en ese estado mental.
Puede que estén hartos de acudir a reuniones, pero si esto es a causa de las reuniones a las que han asistido en el pasado han sido improductivas, esto no significa que las “reuniones son malas”. Si han desarrollado este tipo de actitud, con probabilidad no hay nada que yo pueda enseñarles mientras se encuentran en este estado mental.
En el mejor de los casos, el futuro de esta gente es ser atraídos hacia algo que prometa “ninguna teoría” o “ninguna reunión”.
Esta es la razón, y no una fuerza sobrenatural, por la cual tanta gente que recientemente ha adoptado con fervor chifladuras que prometen técnica sin esfuerzo y experiencia sin pensamiento, ha desarrollado reacciones emocionales y las ha identificado triunfalmente como de naturaleza trascendente.
Si privas a una persona del agua, esta beberá cualquier líquido disponible. Durante los primeros segundos, incluso el petróleo parecerá como agua del Paraíso para esa persona. Tan solo más tarde comenzará a desintegrarse.
Lamento no poder utilizar otra palabra al decir que tales personas son victimas de su propia codicia. Confundir la necesidad con la codicia implica engañarse a si mismo y ser engañado por los demás. El único remedio es estar preparado para enfrentarse con el propio autoengaño, incluso si ha existido durante treinta años bajo el nombre de “interés en el conocimiento superior”.
Si no puedes hacer eso, lo habrás desperdiciado todo.

Idries Shah