Debéis prepararos para la transición en la que no habrá ninguna de las cosas a las que estáis acostumbrados. Después de la muerte, vuestra identidad deberá responder a estímulos de los cuales tenéis oportunidad de pregustar aquí.
Si permanecéis atados a las pocas cosas que os son familiares, esto sólo os hará desdichados, de la misma manera que el perfume no surtió efecto con el basurero en la calle de los fabricantes de perfumes.
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La parábola se explica por sí misma. Ghazali la utiliza en La Alquimia de la Felicidad, escrita en el siglo XI, para subrayar la enseñanza Sufi de que sólo algunas de las cosas cuya existencia nos son familiares tienen afinidad con la “otra dimensión”.
IDRIES SHAH