lunes, 8 de junio de 2009

La confusión como problema personal

Pregunta: ¿Qué puedo hacer con mi confusión e inutilidad?
Respuesta: Las personas que piden ser libradas de su confusión deberían primero tomar nota de estos tres puntos:

1. Deberían estar satisfechos de que yo, o algún otro, nos hayamos ofrecido para eliminar la confusión y estados similares. Los Sufis no lo hacen. Tienen, por lo tanto, que seguir la pista del ofrecimiento – si lo hay – para eliminar la confusión y aplicarlo a quienquiera que haya hecho la oferta. Si la “oferta” surgió de hecho en la mente del aspirante, éste debería reconocerlo.
2. Debería advertir que la confusión y estados similares pueden con frecuencia ser una protección. La niebla puede no gustarnos pero, si nos esta protegiendo de un tigre devorador de hombres, es mejor tenerla. Hay demasiados casos en los que la gente debería dar gracias a sus confusiones, que son escudos, en lugar de tratar de eliminarlas antes de ser capaces de enfrentarse con lo que hay detrás.
3. Muchísima gente, y esto es por supuesto bien reconocido hoy, crea y mantiene su propia confusión, aun cuando imagina que intenta escapar de ella.
La confusión proviene de no prestar atención a lo que debería ser atendido en primer termino. El problema del confuso, por ende, es que debería ser consiente de esto, usando primero su sentido común para observarse a sí mismo y pensando menos en la confusión. Recuerda el proverbio: “Una señal es suficiente para el vigilante, pero miles de consejos no son suficientes para un negligente”.
Como un síntoma de inutilidad, hay límites a esto como lo hay a su opuesto. Saadi destinó este poema – que os traduzco del persa – a hacer ver que el problema es un problema de perspectiva:

Una gota que caía de una nube tormentosa
se sintió turbada por la extensión del mar:
“¿Quién soy yo ante la vastedad del océano?
¡Si así es El, yo no soy nada!
Mientras se veía a sí misma con el ojo del desencanto
una concha la cobijó en su seno.
Tanto nutren los cielos las cosas
que la gota se trasformó en una célebre perla real:
nacida de lo alto para caer en lo bajo
golpeó la puerta de la nada:
hasta que el ser advino.

La convención poética persa afirma que una perla es una gota de lluvia trasformada.
Tu confusión se debe a que no obtienes lo que quieres; y tu sensación de inutilidad es algo que sientes que tienes y no quieres. Uno de los Sufis ha señalado, con respecto a este mismo problema doble:
“Debes esforzarte en ser paciente tanto con lo que quieres como con lo que no quieres: pues ambos te pondrán a prueba. Ejercita los dos tipos de paciencia y merece el nombre de ser humano”.
Idries Shah