jueves, 29 de octubre de 2009

53

En la marea de la mañana una luna apareció en el cielo, y descendiendo del cielo me contempló.
Como un halcón que atrapa un pájaro en la caza, esa luna me arrebató y cruzó el cielo.
Cuando me miré ya no me vi, pues en esa luna mi cuerpo se convirtió, por la gracia, en un alma.
Cuando viajé en alma no vi otra cosa que la luna, hasta el secreto de la Razón Universal fue completamente revelado.
Las nueve esferas del cielo estaban totalmente absorbidas en esa luna, el vaso de mi ser estaba completamente oculto en el mar.
El mar rompió en olas, y de nuevo la sabiduría surgió y lanzó una voz; así sucedió esto y así aconteció.
Ese mar hizo espuma, y en cada salpicadura de espuma algo tomó forma y algo asumió cuerpo.
Cada salpicadura de espuma del cuerpo, recibiendo una señal de ese mar, se disolvió en el acto y se convirtió en espíritu en ese océano.
Sin el poder imperial de Shams al- Din de Tabriz, uno no podría contemplar la luna ni convertirse en el mar.
RUMI