jueves, 28 de octubre de 2010

Consejo 86

Cuando tuve una ampolla en un lugar que me causaba pena mi superior solía preguntarme: “¿Cómo está tu ampolla? No preguntaba “¿A dónde está tu ampolla?. Yo apreciaba que escogiera sus palabras deliberadamente ya que no es necesario mencionar asuntos que puedan apenar. Los sabios dicen:
“Aquel que mide sus palabras no será golpeado por la respuesta”.

Hasta que estés seguro de que es correcto
hablar, no debes abrir la boca.
Si eres veraz, y aprisionado, es mejor que
decir una mentira y ser liberado.